domingo, 11 de julio de 2010

ALGO MÁS DE QUINIENTOS AÑOS

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Hace algo más de quinientos años, una sociedad de burgueses pactó con su rey la búsqueda de un aliado, un matrimonio de conveniencia para salvar su depauperado imperio comercial.

Hace algo más de quinientos años, una sociedad nobiliaria pactó con su reina la búsqueda de un aliado, un matrimonio de conveniencia para abrir su pujante reino al Mediterráneo.

Hace algo más de quinientos años, el reino de Aragón había sufrido dos epidemias de peste consecutivas, quedando reducida su población a un tercio. Con Francia en plena expansión, los aragoneses, que hasta entonces habían conseguido frenarla, poco podían hacer. La solución consistía en el matrimonio de su rey con la infanta francesa o con la reina castellana.

Hace algo más de quinientos años, Castilla padeció una cruel guerra civil, señores feudales contra nobles que deseaban modernizar su reino. Los segundos vencieron y su reina casó con el rey aragonés. Así se fundó lo que hoy llamamos España.
A resultas de ello, Aragón siguió gobernando el comercio en el Mediterráneo y Castilla se modernizó y creó la administración más moderna del mundo, con la que pudo mantener un imperio en el que nunca se ponía el sol.
Cataluña, ya no Aragón, mantuvo su independencia hasta principios del siglo XVIII, que Francia venció al ejército catalán después que este lo hubo hecho con el castellano. Las leyes catalanas fueron derogadas, su tierra repartida entre Francia y España, y su pueblo perseguido y castigado hasta finales del siglo XIX.

Ahora, ciento cincuenta años más tarde, unos estúpidos con chulería decimonónica, han desafiado e insultado a todo un pueblo; y amparándose en una constitución que obliga más que defiende, en un partido anclado en el autoritarismo y otro en el miedo, han sentado las bases de la definitiva rotura.

Dentro de quinientos años, el que lea la historia se reirá de la estupidez de aquellos individuos, que tuvieron en su mano recuperar la historia que se había creado quinientos años atrás.

Hoy escuchaba a políticos y comentaristas ensalzar la marcha autonomista, satisfacerse de lo educada y civilizada que era su población. Y yo pensaba que el catalán debería dejar la educación a un segundo plano y su civilización a un tercero, para ponerse a la altura del resto.

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5 comentarios:

  1. Quizás algún día esos magistrados y magistradas del T.C. figuren en una Galería de Honor de Catalunya, cuando ya haya alcanzado su independencia. Y lo estarán porque, en el fondo, su estupidez sólo ha servido para que los catalanes y las catalanas tengan aún más claro cual es es su único camino. A su manera (aunque de modo involuntario), han hecho una contribución importantísima al nacimiento de la Catalunya independiente.

    ¿ Por qué no?

    Saludos.

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  2. La realidad es que deben ser los catalanes quienes decidan su futuro. Lo único que han hecho los magistrados es ponérselo en bandeja.
    Uno, que es como es, sabe que de ser él y creer en eso, ya hace tiempo que habría cogido la señal. Pero el catalanito medio, ese que tanto aboga por el independentismo, que tanto se queja y tanto le dan por el culo, no ama la incertidumbre, se siente solo y piensa: qué será de mi si me largo con lo puesto.
    Y prefiere que lo sigan insultando, despreciando y denigrando su cultura (idioma), antes que decidirse y lanzarse al precipicio.

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  3. Pues yo sigo pensando que todo naCionalismo es lo mismo que naZionalismo. Independientemente de cuándo, dónde ni de quién lo sienta en las entrañas. Lo mismo que religiones y sectas son indistinguibles entre sí.

    Sigo pensando en "La Cizaña" (de Astérix y Obélix) cada vez que veo o escucho a cualquier político nazionalista. Seguro que estoy equivocado, como madrileño que soy (¡madrileño tenía que ser...!). Pero, os aseguro, que yo era de los que gritábamos en los 70 (bajo la lluvia de porras) "llibertat, amnistia, Estatut d'Autonomia"; de los que aprendimos -algo- de catalán gracias a La Nova Cançó: Pi de la Serra ("la policía está al servei dels ciutadans; 1-2-3 salta payés!"), Ramon Muntaner, Ovidi Montyor, Iceberg, Pau Riba, Mª Mar Bonet (nunca me gustó Raimon)... Se me saltan las lágrimas cuando vuelvo a escucharles. Me emociona muchísimo. Me he hinchado a llorar de emoción reescuchando a Lluís Llach... Escuchad su "Pais petit"; éste es -a mi entender- el verdadero "nacionalismo": el del corazón, cómo te sientes. Me identifico con el colectivo de los que siempre pasamos vergüenza ajena con lo que leímos que se hizo en Cataluña en tiempos del franquismo ("catalán: habla la lengua del Imperio")...

    Creo que ya no es tiempo de victimismo: son ya 25 años de Democracia. No favorece a Cataluña ni a los catalanes (ante el resto de los españoles) la reivindicación... en el tono de "privilegio" que habitualmente se pretende "arrancar" a "Madrid". Ocurre lo mismo con Euskadi; pero también ya, con Andalucía, Galicia... ¡¡o el "reino" de Murcia!! Aquí, a lo que vamos es a repetir reinos de taifas. Divide y vencerás. Por ahí fuera seguro que hay muchos que se frotan las manos.

    Lo que más me apenaría es que en Cataluña y con los catalanes acabara pasando exactamente lo mismo que con Israel y los judíos: pasar de "víctimas" a verdugos, caer en el racismo más irracional y estúpido del que "debe" ser "diferente"... y superior. Que sí, que sí, que, al final, siempre se acaba siendo superior al vecino.

    En fin, que me asquea mucho. En este Mundo debemos pensar en positivo: en lo que nos une, en lo que -gracias a la unión- nos fortalece y enriquece. La diversidad de cultura, lengua y religión debe ser la verdadera palanca de la igualdad (¡valiente paradoja!) y no del enfrentamiento del que -como siempre- hay un grupito alimentándose y disfrutando.

    La Democracia implica Ley. Debe cumplirse o cambiarse. Caso contrario, esto volvería a ser la Ley de la Selva... Y siempre favorece a los de siempre... Y deja en la miseria a los mismos. Estamos en el s. XXI. Más educados que nunca. Con mayor estado de bienestar que nunca.
    ¡Por favor!

    Koldo

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  4. El nacionalismo es una lacra. Pero hay tantas que nos aburriríamos de contarlas. El nacionalismo es el problema, el de aquí y el de allí.
    Imponer las ideas, la religión, la cultura, el idioma... es fascismo y el nacionalista es fascista.
    El que me sigue sabe lo que pienso de este Estatut y del nacionalismo, quizá porque soy de los pocos que se lo leyeron antes de votar; de la misma manera como me leí la Constitución en su día, dándome cuenta que era una falacia despótica, una burla a la libertad.
    El Estatut no tiene cabida en la Constitución y la Constitución española tampoco la tiene en la declaración de derechos de los pueblos, firmada, cómo no, por el Estado español. Y es que por firmar que no quede.
    ¿Alguna vez has leído la declaración de los derechos humanos?
    Es divertido, sobre todo cuando descubres que ningún país firmante la cumple.

    Raimón, mi querido Raimón... uno de los qué más me gustaron junto a Ovidi Montllor.
    Pau Riba... Un día hablaré de él, de su cinismo, de su hipocresía, falta de moral y humanidad.
    Los conocí a todos tal como eran y son, en lo más íntimo.
    Es bueno hablar de la verdad, incuestionable, indiscutible... porque nadie puede demandarte. En todo caso pueden preguntarte cómo lo sabes. Y estás en tu derecho decirlo o no.

    El problema de lo sucedido no ha sido el resultado en sí, sino la manera, el insulto; aunque cada uno debe tomárselo como quiera. El catalanito medio está en su derecho desobedecer al tribunal, porque este ya hace tiempo dejó de serlo. Y es que unos tipos elegidos por su ideología nunca pueden situarse por encima de un pueblo.
    Y el problema para los políticos ha sido que les han cortado las alas del dinero, no poder manejarlo, aunque sea el mismo; porque el que lo maneja saca tajada.
    Y el peor insulto para el ciudadano ha sido el idioma, el hecho que para esos tipos, no sea necesario aprenderlo para ser considerado ciudadano.
    Y el problema para el catalanito medio castellano parlante, ha sido constatar que su hijo hablaba en catalán con el hijo del moro de mierda, del hindú, con la chinita y hasta con el hijo del sudaca de la esquina. Eso sí le ha dolido y no puede aceptarlo. Y lo más grave es que la chinita enseña a su mamá, el ecuatoriano a su papá, el morito al suyo... Y al pobre solo le quedaban los toros y la bandera, y lo que terminó de reventarlo es que al de Iznájar le hicieran Molt Honorable y aprendiera el polaco tan rápido.
    Es eso, aunque no se atrevan a confesarlo. Lo sé porque lo veo en sus caras.

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  5. "Jo, la dona i el gripau", para mí una de mis joyas en vinilo... de Pau Riba. ¡Ah! Olvidaba a Sissa, a don Jaume Sissa. Y a la Compañía Eléctrica Darma", al Suñé... ¡¡Qué tiempos!!

    ¡Qué le vamos a hacer! Con independencia o sin ella. Lo importante siempre es la regla nº 1 de cualquier cultura: No-impedir; No-obligar. Exactamente igual que ocurrió durante el tiempo que coexistieron la peseta y el euro.

    Con cultura, conocimiento del otro, respeto y educación y democracia participativa no debería importar si se es autonomía o estado. Pero, tanto si así fuera como si no, se debería -desde ya- realizar un fuerte marketing para concienciar a todos que lo importante no sería nunca la nazionalidad sino la sinergia que produce vivir la vida en positivo y con generosidad hacia los otros y los demás pueblos y culturas. A mí me encanta Portugal. Me seguiría encantando Cataluña aunque pusieran todos los mossos d'escuadra en una frontera para demostrar que el resto entramos en el "extranjero"... ¿Y qué?

    En cualquier caso, confieso que disfrutaría mucho más si no existieran fronteras entre las naciones. Aunque las mentales siempre serán las más jodidas de erradicar...

    Koldo

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